En Linux es lo fácil mucho más fácil. De casi todo lo soportado, acostumbra a no hacer falta hacer nada. Por ejemplo, tienes una gForce FX MegaBestia, pues Linux por defecto te lo pilla con el driver nv y te deja el equipo totalmente utilizable, sin 3D, pero a todo color, resolución adecuada, etc. En Windows tienes 640x480 y 16 colores, con lo que hay que poner el CD, que se abra el asistente (curiosamente diseñado para 800x600 y a todo color), esperar que Windows reconozca que la tarjeta gráfica es lo que en el fichero inf dice ser, reiniciar...
Es más, si algo va mal, no funciona a la primera, en Linux tienes documantación, mensajes de error, opciones de configuración... mientras que en Windows, si no te quiere coger el driver de la tarjeta gráfica, te jodes y bailas.
Me acabo de comprar una cámara digital. Para usarla en Windows, según el manual, debo instalar el CD suministrado que incluye no se qué. Según la web del fabricante, para usarla desde Linux debo enchufarla al PC y me aparecerá en mi GNOME o KDE un icono de disco y podré usar directamente The GIMP. Por lo visto en los pantallazos adjuntados en la web, parece que lo han probado en una Mandrake 10.
La supuesta facilidad de drivers de Windows se reduce a que el fabricante los suministra para casi todas las versiones, y la supuesta dificultad de Linux es que no los suministra y que cada revisión del kernel necesita los drivers adaptados a él.
Además en Linux tenemos actualmente hotplug y udev, que son fantásticos (aunque hotplug tenga todavía de tarde en tarde algún problemilla).
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