Internet comenzaba. La velocidad de mi módem se medía en baudios. Tenía que editar un archivo con un programa llamado vim en un terminal de texto sólamente para que el sistema operativo pudiera comunicarse con el modem y entenderse. Me sentía como una mezcla de James Bond, Indiana Jones, Marty McFly y yo mismo. Fui ensamblando piezas poco a poco hasta que conseguí llegar a un lugar en el que había otros como yo, haciendo cosas similares a las que hacía yo y ayudando a otros a llegar al mismo lugar, a moverse por él, y a partir en sus propios caminos desde allí. En cierto modo, me sentía también hacker, juáquer, jáquer o como lo quieras llamar.
Internet ha dejado de ser lo que era. O al menos se convirtió, para mí, en algo... diferente. Ese espíritu pionero... se desvaneció, y con él el proyecto escomposlinux. Tal vez, habiendo cumplido sus propósitos no escritos, el grupo dejó de tener sentido, de la misma manera en que, cuando he terminado de hacer algo con un grupo de personas, salgo del grupo del wassap.
Hoy, muchas cosas han cambiado mucho. Llevo un terminal en el bolsillo permanentemente conectado a internet... y echo de menos el espíritu pionero de escomposlinux. Quiero participar de nuevo en él, y eso es lo que estoy haciendo.
Valga esto como dialer carrier para poner unas líneas de texto en un fichero html generado dinámicamente en un servidor... en 2014.