Para empezar, sólo a un informático se le puede ocurrir la idea de llevar un diario que todo el mundo sea capaz de leer (y encima sin nocturnidad ni alevosía, simplemente teniendo un modem). Y a otro inventar un sistema para que nos sea más fácil hacerlo.Sí, ya se que a un herrero o a un taxista no se les ocurriría hacerlo porque no trabajan en la informática y no tienen los medios... pero al primero podría ocurrírsele hacer una especie de consignas, como las de los apartados de correos, pero sin llave, para que la gente ponga allí sus pensamientos; y al taxista ponerla dentro de su vehículo.
Así que me reitero en el asunto.
El segundo punto es que haya gente que escriba sus cosas íntimas de forma que todo el mundo pueda leerlas -y también que haya gente que las lea, como es mi caso y supongo que el de muchos-. Supongo que a todo hijo de vecino se le ha ocurrido ligarse a la vecina/hermana de amigo/compañera de clase/etc. sólamente para poder echarle un ojo a ese librito/libreta/folios en los que escribe sus cosas más íntimas...
-¿Qué...? ¿Seguro?... ¿A nadie? ... Bueno..., estooooo..., yo... mmmmmm... ¡¡¡Bueno, pues a mi sí, qué pasa???
Y eso no es todo. Posiblemente todos los que llevemos y/o leamos estos diarios, tengamos otras características en común, pero esas las iré comentando en otras entradas, porque son las doce de la noche y este puñetero diario me ha impedido mi hora de lectura diaria, en este caso "las Islas de la Guerra"... Joer con el dichoso diario.