En una época en la que se intenta cobrar dinero por hacer lo menos
posible, ¿qué tiene en común esta raza de trabajadores desinteresados
que haría las delicias aun de la empresa menos voraz? ¿Qué inquietudes y
bajezas los conducen por el mundo? Creo que yo lo sé: un poderoso ego.
Sí señora, como lo oye.
Llevo ya bastante tiempo en este mundillo, el suficiente para haber
hecho muchas cosas sin cobrar un euro; básicamente todo lo que sé hacer
y que puede tener un cierto interés (tocar la flauta a base de
ventosidades parece no haber sido una cualidad demasiado apreciada).
Como no sé programar, he realizado las más variopintas tareas para
intentar devolver al software libre y a todos lo que lo representan todo
lo que han hecho por mí, también desinteresadamente. He escrito
documentación sobre mi win-manager favorito (icewm), he traducido textos
variopintos, procuro participar en los grupos de noticias siempre que
mis limitados conocimientos me lo permiten, intento convertir a mis
amigos y conocidos a la verdadera fe, y llevo año y medio dibujando la
tira ecol por toda la jeta (y muy a gusto, ojo). Así pues, se puede
decir que sé de lo que hablo.
Por otra parte, estuve también involucrado en la revista de mi
escuela durante muchos años, empleando para ello muchas horas que
quitaba a mi tiempo de estudio (más fácil que quitar un caramelo a un
niño) para dedicarme a escribir y dibujar por amor al arte. Ya entonces
allí discutíamos sobre las motivaciones que nos llevaban a embarcarnos
en semejante empresa desinteresada, y ya entonces acordamos que hacía
falta tener un ego de importantes proporciones para meterse en semejante
follón. La revista tenía una tirada de más de 4.000 ejemplares, y ver a
la gente devorarla con los ojos parecía una recompensa difícil de
igualar por el vil metal. El mundo del soft libre se me antoja un
inflador de egos de proporciones descomunales, y ahí reside su fuerza.
Es posible que no me hubiera atrevido a publicar mis esquizofrénicas
tribulaciones si no hubiera sido porque he visto que, algunos de mis más
admirados y respetados referentes en el mundo linuxero (y en el mundo
"real" también, qué caramba), parecen suscribir la idea del ego como
motor del mundo libre. Estoy hablando del ilustre Javier Cantero con su
acertado neologismo la
egoría, y de Iñaki Arenaza, al que podemos ver echando mano de la
corriente canteriana aquí.
Si ellos opinan que el ego hace rodar el mundo GNU, quién soy yo para
decir lo contrario.
El usuario de software libre, a poco que sea responsable y
consciente, y como de bien nacidos es ser agradecido, no puede sino
sentirse en deuda con toda esa gente que le ha dado tanto por tan poco,
especialmente en un mundo en el que se paga por todo y las cosas valen
tanto como la cifra que pone en la etiqueta que llevan colgada. Uno se
siente en la obligación de involucrarse y hacer lo que buenamente pueda
para devolver al software libre todo lo que ha hecho por él. Pero
también existen otras motivaciones.
Dividiré, como hizo Freud, el grupo de los activistas del soft libre en
varias categorías. No conectaré, al contrario que el personaje en el que
me inspiro, el software libre con el subconsciente sexual, aunque no es
difícil explicar a alguien que a todos nos gusta el sexo gratis, y que
de buena manera nos entregamos "por la patilla" las veces que haga
falta. Siempre que se trate de una buena causa, claro.
Dividiré pues a los desinteresados trabajadores del software libre en
función del grado de engordamiento ególatra que precisan para continuar
su vida tranquilamente sin caer en una depresión existencial sin salida.
Empezaremos por la primera de las categorías:
- mini-/me: Es un individuo que hace lo que le echen. Hará lo que le
propongan si piensa que con ello beneficia al mundo GNU. Si sabe
programar, programará; si puede traducir, traducirá; si no sabe idiomas,
se lanzará al ruedo de las news y al duro trabajo del marketing
familiar; y si no vale para otra cosa, puede incluso ponerse a dibujar
tiras cómicas si con ello piensa que hace un favor a la comunidad libre.
Cualquier cosa vale, por chunga que pueda parecer.
Su cantidad de egorías en sangre no es demasiado elevada, y se mueve más
por su buena voluntad y sentido de la responsabilidad que por la
voracidad de su ego, probablemente porque se infle con otras actividades
o simplemente porque su consumo egórico es el de una persona normal.
- /me: Este sujeto tiene un elevado nivel de egorías, y las consigue a
través de la satisfacción personal mediante un complejo mecanismo de
realimentación. Es decir, es capaz de generar él mismo las egorías que
necesita para pasar el día, sin necesidad de absorberlas del entorno.
Este tipo de individuo ocuparía el nivel más alto de la famosa "Pirámide
de Maslow", el de la superación personal y la autosatisfacción (Freud
hubiera hecho maravillas si hubiera tenido la oportunidad de tumbar a
Maslow en su diván).
Estos voluntarios del mundo libre se machacan, se exigen el máximo y no
se van a la cama hasta que la cosa funciona, está terminada y ha quedado
fetén. Más de uno ha pasado una noche en vela porque los resultados no
le eran satisfactorios. Sus ansias egolátras les llevan a embarcarse en
infinidad de proyectos, ya que sólo un par de cosas entre manos no les
parece nunca suficiente. Deben cuidar su nivel de autoexigencia e
intentar domar su ego, ya que a veces traga más egorías de las que son
capaces de generar. Esto les hace en ocasiones saltar a la categoría
inmediatamente superior.
- super-/me: Este grupo es similar al anterior, con la diferencia de que
estos individuos absorben las egorías que necesitan del entorno. Su ego
se alimenta de la satisfacción de los demás, trabajando por y para
ellos. Devoran el feedback que reciben y prácticamente viven de él. A
menudo se asocia semejante nivel de egoísmo a personalidades
despreciables, pero muchos venimos demostrando que podemos inflar
nuestros egos y echar una mano al soft libre sin hacer daño a nadie, que
ya es más de lo que puede decir la mayoría.
Es complicado separar las personalidades /me y super-/me, ya que es
fácil que se solapen ambas facetas y no sea sencillo encasillar a los
individuos en alguna de las categorías. Esto es debido a que a menudo
los que trabajan para su propio ego se ven invadidos por la satisfacción
de estar trabajando también para los demás, así como los que trabajan
absorbiendo egorías del entorno se dan cuenta de, que en ocasiones,
alimentan la caldera del ego personal a base de paletadas de egorías
generadas para uno mismo.
Es por ello difícil encasillar a los distintos personajes del trabajo
gratis, pero sabemos que la inmensa mayoría de ellos lo hacen para
inflar su ego a la presión adecuada; como un neumático necesita el aire
exacto para rodar y, a veces, como el balón de fútbol necesita ser
inflado a la presión exacta para ser pateado.
Que los comportamientos egoístas rigen el mundo no es algo que hasta
el más corto habrá podido observar. Conseguir redigir el egoísmo
personal que todo el mundo lleva dentro en beneficio de todos, es lo
mejor que podemos hacer. Que las patadas sirvan para derribar barreras y
que nuestro egos sirvan para hacer el bien. Ya que no se puede hacer
gran cosa con un ego gordo, adelgacémoslo a base de sudar en pro del
buen rollito GNU y de un mundo mejor.
Por cierto, espero ver muchos comentarios colgando de este artículo. ¿A
qué no sabéis qué me ha llevado a escribirlo?
PD. ¡Como no me lo subáis a portada os mato! XD