Trabajo desde hace unos doce años en el dpto de informática de una empresa mediana, dedicada a la distribución de artículos para reparar calzado. Su nombre es Venexma Europa, y hasta hace dos años, más o menos, yo era todo lo que podían permitirse, así que me han tocado hacer muchas cosas en programación y en administración de sistemas.
Empezaron con el sistema operativo Prologue y una aplicación de facturación y contabilidad hecha a medida en el lenguaje Abal. He sufrido tanto con ella que quisiera dedicarle una historia aparte, ahora prefiero centrarme más en el presente.
Al poco tiempo cambiamos al sistema operativo SCO UNIX dado que se podían portar las aplicaciones a él, pero con intención de escribir nuevos programas menos limitados en el manejo de la información que los que teníamos. Escribí una gestión comercial en lenguaje C, rápida y tan fiable como la que sustituyó, pero cada vez más difícil de mantener.
Después de buscar varias alternativas en ferias como el SIMO, sobre el año 95 ó 96, no recuerdo bien la fecha, nos decidimos por el producto Multibase de la empresa TranstOOls; era (y es) española, por lo que podía comunicarme mejor con ellos, el entorno de desarrollo prometía y trabajaban en UNIX, además de contar con varias aplicaciones de contabilidad escritas en su lenguaje ctl de cuarta generación.
En su momento el entorno costó un millón de pesetas, más un diez por cierto anual en concepto de mantenimiento que incluía todas las actualizaciones del producto y el soporte técnico. Como parecía funcionar bien para el hardware que teníamos y me facilitaba la vida preferí ignorar el sistema de protección que incorporaba. Primero fue una mochila que a los pocos meses empezó a dar problemas. Se bloqueaba y no daba acceso a nadie, y nos tuvo tan parados, tanto tiempo, que conseguí algo mejor: una protección software (si es que siempre he sido un poco bocazas :). Dicha protección consiste en clavar el intérprete y otras librerías al disco de manera que no se pueden mover en absoluto
Escribí una gestión comercial, aún en uso, y adquirimos una contabilidad a una empresa llamada Soft Control, que era buena en lo suyo. Pasó el tiempo y llegó Linux. Entró tímidamente, y poco a poco se ha hecho dueña de todos los ordenadores a excepción de uno. Los servidores fueron los primeros y luego los clientes; al principio fue Debian, luego Suse y, ahora mismo, otra vez Debían. Bueno, ¿ y la trampa ?.
Pues la trampa es la siguiente: hace unos años, cerca de cuatro ya, TranstOOls abandonó -literalmente- el desarrollo de Multibase, para dedicarse a algo llamado Cosmos, que sólo funciona en Windows. A pesar de que los comerciales juraron y perjuraron que tal hecho no iba a suceder, al final los hechos demuestran que, a excepción de un cambio para el año 2000, no hay otras actualizaciones del producto. Se mantiene porque hay clientes que pagan el soporte, pero en la práctica está en vía muerta. Todo, a excepción de su famoso sistema de protección.
Bajo Linux, Multibase tiene el mismo sistema de protección que bajo SCO UNIX, por lo que el servidor donde reside es el que menos cambios ha tenido en estos años; todos los días espero que el disco no tengo fallos porque en ese caso estoy perdido. Primero tengo que llamar al servicio técnico de TranstOOls, sobre las nueve de la manaña -nueve y media si el chico está desayunando-, convencerles de que ha habido un fallo de disco, puesto que tienen un registro de instalaciones mediante números de serie, luego iniciar un nuevo registro del producto y recuperar los datos. A todo esto la empresa -que abre a las ocho- funcionando como puede con papel y lápiz, maldiciendo las máquinas, puesto que tendrán que pasarlo al programa después, y todas las agencias de transporte esperando a que podamos rellenar la documentación para que la mercancía fluya.
El técnico de Soft Control me contó que ellos estaban peor, porque tenían cerca de 400 instalaciones que mantener, pero no me animó en absoluto, como es lógico. Ni siquiera he tenido una oferta para comprar el código fuente por parte de Transtools, o de liberarme de la maldita protección del producto; vamos, que ni pagando. Eso sí, recibo regularmente publicidad de su entorno de desarrollo para windows; toda una gracia.
Las buenas noticias son que estoy escribiendo (estamos, porque ahora somos dos en el dpto) una nueva gestión comercial basada en perl y postgresql; nos llevará tiempo, tenemos que tener las dos funcionando a la vez, pero la cosa promete mucho. Al menos puedo instalar lo que me place, dónde y cuándo yo quiera; actualizar las máquinas y proteger la información de la empresa para que ésta no quede obsoleta -por falta de programas que la traten-, y añadir muchísimas más prestaciones dado el acceso al código fuente y a la documentación de las herramientas. No es perfecto, pero está a años luz de esos sistemas miserables propietarios, a los que espero no volver jamás.