Cada tipo tiene sus pros y sus contras. Los procesadores de textos buscan ante todo ser accesibles por el gran público, mientras que el otro tipo tratan de construir documentos con acabado profesional sacrificando la accesibilidad. Sin duda, la curva de aprendizaje de LaTeX es mucho más dura que la de AbiWord.
Pensemos un poco en los procesadores de texto actuales. Se arranca el programa, se escribe el texto y ya tenemos el documento terminado. Más sencillo imposible. Sin embargo plantean una serie de problemas, en mi opinión, bastante serios:
Pérdida de Coherencia
Este problema llega a ser muy serio en documentos grandes, documentos en los que participan varias personas o documentos que se retoman tras un periodo de abandono.
La pérdida de coherencia se produce cuando se dan diferentes criterios a la hora de formatear texto en distintas partes del documento. Por ejemplo, la fuente de los subtítulos podría ser Courier 14 Negrita. Puede ser que otra persona edite el documento, no tenga esto en cuenta y utilice Courier 16 Subrayado. En títulos y subtítulos, si el responsable del documento se interesa, el problema es relativamente solucionable (en documentos grandes puede que no). Si el problema se manifiesta por ejemplo en términos relevantes en el texto, un usuario podría ponerlos en cursiva y más tarde en negrita, la solución exige una revisión completa del documento.
¿La solución? Definir claramente al principio del desarrollo todos los factores: tamaño, fuente y formato de títulos, subtitulos, referencias bibliográficas, palabras en otros idiomas, nombres de aplicaciones..., tamaños de márgenes, políticas de espaciado, etc. Sin duda, difícilmente aplicable en la práctica.
Desvío de la atención de los Contenidos
Esto le ha pasado a todo el mundo. Imaginemos que estamos escribiendo un documento. En cierto momento ponemos un título de una sección y empezamos a escribir el texto de la sección con tal mala suerte que éste empieza en la página siguiente, de modo que el título está en una página y el texto en la siguiente. Esto da un efecto estético horrible. La solución natural, es introducir algún retorno de carro antes del título de la sección para que todo quede en la misma página. Imaginamos ahora, que en un punto anterior a éste habíamos olvidado comentar algo. Añadimos el texto que nos faltaba. Si miramos ahora, habrá un exceso de lineas blancas antes del título de la sección. Esta es otra manifestación de la pérdida de coherencia, con el añadido del tiempo que perdemos haciendo "que quede bien", olvidamos lo que estamos escibiendo para centrarnos en cómo lo escribimos.
También es habitual que al añadir una lista, con elementos sangrados estemos un buen rato probando combinaciones hasta que todo quede en orden, buscando un tipo de letra que nos guste, centrando una imagen que añadimos etc.
Guerras de Formatos
Desde tiempos inmemoriales, las compañías de software cerrado, se esfuerzan por hacer los formatos de sus documentos díficiles de descifrar y a la vez tratar de descifrar los de sus competidores. Este es un problema muy serio. Todos hemos intentado descargar algún documento de alguna administración pública y comprobar cómo no tenemos ningún programa capaz de descifrar el documento. Hace unos días a mí me sucedió aquí con este documento. Un suceso tristísimo (sobre todo cuando se mira la gente que imparte el curso). Afortunadamente hay gente que se molesta en hacer ingeniería inversa para descifrar estos formatos y poner a disposición de todo el mundo sus contenidos. Sin embargo, cuando los documetos son complejos, podemos perder información sin darnos cuenta.
¿La solución? Utilizar formatos públicos. ¿Es ésta una solución? El formato de AbiWord es absolutamente público y sin embargo a veces OOwriter no lo abre correctamente. Si por ejemplo guardamos en rtf (formato abierto), es muy posible que perdamos información el texto quede descolocado. Los formatos públicos son sin duda actualmente la mejor solución, pero en mi opinión, la verdadera solución pasa por crear un estándar abierto lo suficientemente flexible (¿XML?) como para que todos los contenidos que actualmente se insertan en los documentos tengan cabida. Luego cada procesador de textos implementaría un subconjunto de estos contenidos, mostrándolos correctamente. ¿Es posible algo así? Posiblemente, sin la colaboración de todos, no.
Necesidad de Hardware Actual
Viene un poco como consecuencia de la guerra de formatos. En cada versión de un procesador de textos, necesitamos un hardware más potente que permita ejecutarlo fluidamente. Es necesario adquirir nuevas versiones de procesadores de textos para acceder a los documentos, escritos con versiones superiores, que nos envían. Incluso, en el caso de algunas empresas que trabajan con muchos documentos, pueden verse atadas a plataformas hardware, si los procesadores que necesitan no están presentes en otras plataformas. Por ejemplo, MS-Word sólo está disponible en Intel x86 (con Windows) y en Mac.
En la practica, para el usuario de escritorio, los problemas más graves son los primeros que hemos comentado. En cambio para la informática el problema de la guerra de formatos es crucial. Al usuario de escritorio le da más o menos lo mismo, porque tiene el programa (pirata o no, ahí no entro) que abre el 99% de los documentos que circulan actualmente. Aunque reflexionando un poco, es posible que el usuario de escritorio tampoco vea demasiados problemas en la pérdida de coherencia ni en el desvío de la atención de los contenidos.
Sin duda, las personas cuidadosas, o las personas que manejen correctamente estas herramientas evitarán estos problemas. Por ejemplo, OOwriter ayuda a mantener la coherencia con una ventana en que se puede seleccionar lo que vamos a introducir (párrafo, encabezado, título...). Utilizando estas ayudas se pueden solucionar algunos problemas.
Bueno, lo que iba a ser un artículo que confrontase los procesadores de textos con herramientas como DocBook o TeX o LaTeX se ha extendido bastante y ha quedado en un análisis de los problemas de los primeros. El resto lo dejaremos para un artículo venidero.