Supongo que para muchos de ustedes será pan nuestro de cada día, pero como a mí es la primera vez que me pasa, y me ha resultado muy sorprendente, se lo cuento: he conocido a un linuxero.

Como ya les he mencionado alguna vez, mi entorno no es nada tecnológico, hay algún lumbreras que sabe hacer macros con el Ofis, pero sobre software libre y Linux en particular, se puede dividir a mi tropa en dos grupos: los que saben que existe, y los que no, siendo estos últimos abrumadora mayoría. Y entre los primeros, el que conoce algo más de Linux que su propia existencia, es absoluta excepción. Usuarios: 0.

El viernes, como preámbulo a la Fiesta del PCE, un amigo nos invitó a comer en su casa a mí y a otro amigo suyo al que había visto un par de veces y que también iba a venir a la Fiesta. Compramos un pollo asado y una botella de tinto, y, después de comer, mi amigo, que es más raro que un perro verde, dijo:

-Ahí os quedáis con la Vuelta, que yo me voy a echar la siesta.

Ya digo que lo conocía de un par de salidas de copas hace algún tiempo, pero no soy de esos que exaltan la amistad a la segunda copa, y no suelo hacer muchos amigos en los bares, me llevo los míos, así de este pollo en particular sabía que prefiere el calimocho a la cerveza y el whisky al ron, al contrario que yo. Resulta por tanto evidente que el pollo es debianita y gnomero. Pues nada, tres o cuatro preguntas después del inevitable '¿estudias o trabajas?', surgió el tema, y bueno, resultó ser un linuxero militante con su trabajito de becario precario sysadmin y tal. O sea, decía yo para mis adentros, que esta es la pinta que tienen...

Estuvo muy bien toda la tarde tomando cafés y repasando todos los flames al uso: distribuciones, entornos de escritorio, editores (al menos no usa emacs), IBM, las patentes, el canon, y Barrapunto ya no es lo que era, ¿y tú?. Y confirmando algo que ya me pensaba yo para mis adentros: nuestro común amigo el Bello Durmiente se parece un huevo a Bilo.