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De cómo llegué al software libre: una historia anómala

atopos's Diary
Por atopos
departamento otros mundos , Sección Diarios
Puesto a las Sun Sep 21st, 2003 at 01:59:32 PM CET
Subtítulos: "Cómo dejar de ser un idiota", o "Manifiesto de las Humanidades a favor del software libre", o ...

Soy consciente de que mi interés por el software libre es atípico. Y justo por eso me parece oportuno referir aquí mi experiencia, para que sea objeto, quizá de burla o escarnio, pero acaso ---por qué no--- de experimento que pueda refutar la tan manida afirmación de que el mundo Linux es sólo para iniciados.

 


Advierto que no me siento persona especialmente digna de atención, desde luego no más que el resto de los mortales, que ya es mucho. No obstante, venzo mi natural reserva y timidez con el deseo de que otros, tan mortales e ignorantes como yo, logren superar los prejuicios que sobre este tema reinan por doquier.

La cosa empezó hará unos seis o siete años, cuando de pronto me encontré en una situación realmente embarazosa.

Había iniciado entonces la penosa y descomunal empresa de presentar una tesis doctoral en el campo que por aquel tiempo me preocupaba. De entrada, tenía que pasar, inevitablemente, por el calvario de los créditos y de los cursos de Doctorado. Hasta ese momento, todos mis escritos los había mecanografiado, y a veces convertido a formato electrónico, mi querida y paciente hermana, experta por su profesión en estas destrezas. Pero llegaba la hora de no agobiarla más con mis impertinencias. Así es que, haciendo de tripas corazón, tomé la decisión de adquirir un ordenador y aprender lo necesario para realizar yo mismo ese tarea.

A ver si entendéis mi embarazo. Yo, desde siempre, con soberbia inconsciente e ignorante, me había contado entre los defensores a ultranza del mundo "antiguo", el mundo de los libros impresos y de las cartas escritas a mano, de los encuentros íntimos y de las confesiones a la luz de la luna; es decir, era uno de esos recalcitrantes enemigos del universo de las nuevas tecnologías, que veían en ellas la sublevación de lo maquinal frente a lo humano, del pensamiento frío y superfluo frente a la reflexión profunda y sosegada, de la rigidez del intercambio electrónico frente a la cálida conversación de los amigos en el café o en el parque cercano.

Pero no quedaba remedio. Había que tolerar, a regañadientes, la maléfica presencia del cerebro electrónico.

No relato aquí todas las vicisitudes de la primera compra: un PC clónico (Pentium MMX de 166 MHz y 32 de RAM), que todavía conservo y con el que a veces trabajo. Pero no puedo olvidar la risa contenida del vendedor-instalador cuando, al tratar de explicarme todo eso de las ventanas, observaba estupefacto cómo el puntero se me perdía sin remedio ---¡ay, maldito roedor!--- más allá de los bordes de la pantalla de 14 pulgadas; ni la cotidiana tortura del A-A-A-Ñ-Ñ-Ñ-S-S-S-L-L-L del programa mecanográfico de turno; ni los infinitos tochos del Windoze, Wordoze, Internoze para torpes que me compré o saqué de la Biblioteca, sólo a veces divertidos gracias a la ---en ese caso desperdiciada--- inspiración de mi admirado Forges.

Y cómo no citar los rostros concentrados de los amigos "expertos", que ya hacían sus pinitos con las hojas de cálculo o habían descubierto la función ortográfica en el "Procesador de Textos" ---así llamaban ellos, engolados, al programa que todos conocemos. O de aquellos otros, aún más experimentados, que echaban de menos el WordPerfect bajo MS-DOS de sus tiempos primeros, remotísimos.

Pero a mí plin, yo ya tenía suficiente con lo mío. Y me puse a la tarea. Soy un hombre metódico y confeccioné un plan: primero, aprender mecanografía; segundo, conocer hasta el detalle todas las funciones, por muy intrincadas que fueran, del Word ése, que luego descubrí que era también producto del celebérrimo empresario; tercero, conocer el SO ---Windows95 pirata--- hasta donde pudiera; y, por fin, escribir, imprimir y todo lo que en el fondo era el objetivo último de mis obligaciones de doctorando.

Tengo que reconocer que al principio la cosa me gustó. Porque nunca llegué a perder completamente el placer que de niño sentía por las máquinas y por los artilugios que yo mismo ---según relato ajeno--- construía, con gomas, cartones y otras sustancias no tóxicas.

Pero el gusto pronto se tornó fastidio. El ordenador "se colgaba", la impresora no imprimía, Internet era más lento que ir en bici hasta Seattle.

---"Será algún virus." ---dijo alguno---, y todos asintieron.

---"¡Toma ya! ¿Y qué hay que hacer?"

---"Pues agenciarte el Panda. Pídelo en el curro y hazte una copia".

Como de costumbre, nadie me advirtió que con la copia el "fichero de firmas" no se actualizaba. Era lo lógico: a comprar y a callar, no había opción.

Pero ni aun con ésas, la cosa iba de mal en peor, por mucho que desfragmentaba y desfragmentaba, por mucho que ejecutaba bajo MS-DOS el ScanDisk aquél, y esperaba...

Y esperaba, esperando como espera el pringao al amigo o amiga, que llega con una o dos horas de imprevisto retraso, o que no llega nunca, porque tiene otro asunto importante que despachar primero ---"otro pringao, ¡seguro!".

El colmo se produjo una tarde, en pleno y ardiente trabajo: ejecución del corrector ortográfico sobre el texto recién acabado; nuevo cuelgue; y al abrir el fichero de respaldo, que entonces ya sabía ---preclaro de mí--- dónde estaba, el mensaje mortal: "Copia de solo lectura del documento ??? (el que acababa de escribir)"; y cuando cambio una coma y voy a guardarlo, la puntilla :"Acceso denegado: este documento es propiedad de Fulanito de Tal (esto es, yo)".

Y yo, desesperado, golpeando a la máquina infausta ---"¡Hijo puta (con perdón), que soy yo!". Pero ni caso. Al final, el trabajo al garete y a tener que pensarlo otra vez desde cero.

¡Ah, la esclavitud del hombre ante la máquina! ¡El chorreo de tiempo y dinero del hombre ante la máquina!

No me explico cómo logré superar estos traumas, estos trances terribles del bautismo informático. El caso es que, víctima de una obcecación enfermiza, y ante otro mensajito indescifrable "error en 'DLL-lo-que-dios-sabe' en el 'módulo K-lo-que-ni-dios-sabe'", me percaté, al hurgar en el sistema de ficheros, de que había muchos, muchos archivos que no se podían leer de ningún modo, ni con NotePad ni ochocuartos que valga, y que, además, era inútil intentarlo, porque se trataba nada menos que de "binarios", según descubrí tras profundísimas indagaciones.

No recuerdo cuánto tiempo pasó hasta que cayó en mis manos, gracias a la revista informática que por entonces leía en el café del domingo, una RedHat 5.x. La instalé, previa repartición del disco duro mediante fips. Imagináos: adrenalina, a tope; pulso cardíaco, 120 como mínimo,... Pero pasé la prueba con honores. ¡Por primera vez, tenía Linux en mi ordenador!

Todo hay que decirlo, no me reconoció la tarjeta de sonido. Pero a mí, ¿qué diablos me importaba la tarjeta de sonido? Tampoco el escáner me preocupaba demasiado, porque ya ni lo enchufaba (total, con el OCR ---que para eso era el escáner--- tardaba más que mecanografiando el texto, y ya me había habituado a no contar con él). Pero sí importaba que internet fuera más rápido con ese módem externo que hacía poco había adquirido. Y, por si fuera poco, con wine podía acceder desde Linux a mi partición Windows y a sus programas, aunque esto último llegase a ser innecesario, cuando, unos meses después, decidiera desinstalar Windows por completo.

Al poco tiempo descubrí LyX y su filosofía. Los textos quedaban infinitamente mejor formateados, y sin hacer prácticamente ningún esfuerzo, salvo el de aprender el manejo del programa, lo cual no era difícil si se leía atentamente la documentación, gratis y completa, que venía con él.

Pronto me pasé a LaTeX puro y duro, pues tenía que introducir fragmentos y más fragmentos en griego politónico. Llevó algún tiempo y algunas pruebas. Pero funcionó como nunca hubiera creído posible.

A veces ---es cierto--- algún programa "se colgaba", pero se le daba feliz muerte, y punto. De reiniciar, se acabó. Y, además, todo era gratis y sin virus: a olvidarse de la piratería consentida por el Monopolio y de la psicosis a la infección definitiva.

Disfruté con la consola, prácticamente no salía de ella: links para la web, sin imágenes y a toda caña; emacs con auctex para escribir mis documentos, mutt para el correo, etc. ¿Qué más quería? Tengo que reconocer ---si he de decir toda la verdad--- que la estética de la pantalla negra siempre me ha cautivado. Pero también probé, hasta hartarme, toda clase de administradores de ventanas en un sistema gráfico estable y agradable. Había para todos los gustos.

No mucho tiempo después, y movido por una incipiente curiosidad hacia el tema del software libre, empecé a jugar con otras distribuciones: Mandrake, Suse, Hispafuentes... y, al final, Debian (bajo Linux, y bajo Hurd más tarde). Debian me proporcionó una estabilidad a prueba de bomba, que no hubiese cambiado por el software novedoso que contenían las restantes distribuciones, y, sobre todo, un sistema de actualización de paquetes que me pareció y me sigue pareciendo una joya para el usuario. Hoy en día la tengo instalada en tres ordenadores, entre los cuales se encuentra un portátil de Apple. Porque otra de las virtudes de Debian es que puede instalarse en diferentes arquitecturas.

A un tiempo que profundizaba en los conocimientos técnicos, me iba haciendo poco a poco más consciente del pensamiento que estaba detrás de estas tecnologías. De que "free" no quiere decir sólo, ni principalmente, "gratis", sino "libre". De que es posible crear algo tan complejo como estos sistemas gracias a la sola colaboración ---muchas veces desinteresada--- de un montón de personas. De que algunos, incluso, fomentan estos desarrollos sin intención comercial alguna, etc, etc, etc.

Y ahora, son estas razones, digamos, filosóficas, las que valoro por encima de cualesquiera otras, porque me hacen pensar que, aun con todos los matices que se quiera, todavía hay ingenuidad e imaginación suficientes como para llevar a cabo un proyecto colectivo basado en la libertad y en el libre intercambio de ideas y de conocimientos.

Ser libre no es pensar o hablar sesudamente sobre el concepto de libertad y sus nociones afines. Ser libre es querer serlo en un obrar desde y por la libertad, dentro de una comunidad de respeto y colaboración.

Creo que el software libre encarna de modo especialmente notable este tipo de vida "filosófica". Y la reflexión sobre sus propuestas, logros y acaso ---por qué no decir también--- contradicciones debería ser objeto prioritario de atención (¡y de praxis!) por parte de todo hombre de letras preocupado realmente por el devenir actual de nuestra cultura.

¡Así es que, hombres de letras ---como yo---, legos de toda laya, ---como yo---, el mundo del software es más amplio de lo que creéis, de lo que os han hecho creer. El software libre está también ahí para todos vosotros!

La única disculpa para negarse furiosamente, con decisión inamovible, a usarlo es la pereza, o, peor, la ignorancia; ésa, la más ignominiosa de todas: la de creer saber lo que no se sabe.

Continuará :-)

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De cómo llegué al software libre: una historia anómala | 10 comentarios (10 temáticos, editoriales, 0 ocultos)
Impresionante documento (5.00 / 1) (#6)
por jcantero (jcantero@agujero-negro.escomposlinux.org) a las Mon Sep 22nd, 2003 at 05:07:46 PM CET
(Información Usuario) http://www.escomposlinux.org/jcantero/

Que diría algún periodista.

El camino que has narrado, a pesar de que tu punto de arranque sean las "letras", es muy similar al de muchos de nosotros, incluyendo a los que estamos más implicados por profesión en esto de los ordenadores. Aunque no sirva como demostración, sí que creo que tiene el valor del ejemplo que hay que potenciar.

Tratar de mostrar a la gente, independientemente de sus estudios, conocimientos, trabajo, creencias, ... que el software libre es algo que les puede resultar beneficioso es un trabajo titánico. Pero porque merece la pena, hay que hacerlo. Poco a poco, paso a paso, persona a persona si es necesario, al ritmo que se pueda. Pero es algo de tal importancia en el mundo que se nos avecina, que no podemos desecharlo con un simple "¡Bah, eso es imposible!".

--
"Papá, ¡Internet es más que una red pornográfica global!" -- Lisa Simpson


 
No eres el único (de letras?) (none / 0) (#1)
por pbenavent a las Mon Sep 22nd, 2003 at 08:38:41 AM CET
(Información Usuario) http://www.benavent.org

No eres el único de letras por aquí, de hecho, sigo estudiando, y lo puedo probar, en mi curriculum también lo menciono.

Mi caso es distinto, no me gustán las salidas profesionales de la Filosofía, de manera que me tenían que ganar la vida de otra manera, esto de la informática me gusta, y los sistemas *NIX son en mi opinión otra cosa. Lo de Linux tiene, además una serie de compromisos por su propipa licencia y modelo de desarrollo y negocio que prefiero a otros.

--
"El hombre es la medida de todas las cosas"
Protágoras


Eureka (none / 0) (#3)
por atopos a las Mon Sep 22nd, 2003 at 01:02:54 PM CET
(Información Usuario) http://los-pajaros-de-hogano.blogspot.com

Eureka! y Eureka!

Cual Diógenes en los mundos oscuros, encuentro un hombre ... de letras, y filósofo por más señas.

Y hago doblete, porque aunque por profesión y temprana vocación soy músico, el destino me ha forzado a ser también filósofo (en el sentido socrático del término).

Y aún puedo aportar pruebas: aquí consto, en la mismísima UNED (tercera coincidencia), con la tesis "en curso de realización" (y que nunca acabaré) "Sócrates y el enigma".

Así es que, como el mundo es pequeño, espero que podamos vernos por Hispalinux (yo iré, probablemente, el miércoles y el jueves).

A ver si se apunta alguien más a este posible y filosófico diálogo.

--
"péras epitélei"
(Apolo)

[ Padre ]


 
No del todo de acuerdo (none / 0) (#2)
por porras a las Mon Sep 22nd, 2003 at 12:41:07 PM CET
(Información Usuario) http://www.lacoctelera.com/porras

Aunque mi más sincera enhorabuena por ser, como yo, tuerto en país de ciegos =;-) Aunque últimamente me da por pensar que quizás el mundo de las ciencias no sea tan diferente...

Si lo que quieres decir es 'no hace falta ser ingeniero informático para usar Linux', no puedo estar más de acuerdo, aunque sea por reducción al absurdo: tú caso, el mío (estudio Derecho), e infinitos más lo demuestran.

Si lo que quieres decir es 'no hace falta ser un gurú de la informática para usar Linux', también estoy de acuerdo, y no sé el tuyo pero mi caso sí lo demuestra. Y, además, es mucho más cierto hoy (Redhat 9, Mandrake 9.1 [la mía gracias a sinner]) que en tus comienzos con Redhat 5.0 (o los míos con la 5.2 en un 486 que hoy recuerdo con estupefacción: ¿cómo pude no rendirme a pesar de no entender nada?).

Pero si lo que quieres decir es 'no hace falta tener ni puta idea para usar Linux' no creo que sea cierto. Y no por culpa de Linux, no creo que sea cierto para ningún sistema operativo. ¿Qué tu primo y mi tío pueden ser muy felices usando Linux? Sí, siempre que tú y yo se lo administremos, les instalemos no-sé-qué-programa que necesitan, les configuremos su escáner nuevo, etc. ¡Vaya, igualito que cuando usaban Windows!

Para cualquier cosa en esta vida hay que saber. No se nace sabiendo, se puede aprender, y Linux no es la cosa más difícil que he aprendido nunca, tampoco la más fácil, pero hay que tener interés, interés como el que tienes tú y el que tengo yo, pero que no se le puede exigir a nadie, porque igual que lo tenemos por el software, adolecemos de él para otras cosas, y nos jode (al menos a mí, mucho) que nos lo exijan.

--
Con las cosas que no sé, se podrían escribir 10.000 Enciclopedias Británicas.


Siempre hay que aprender (none / 0) (#4)
por atopos a las Mon Sep 22nd, 2003 at 01:31:02 PM CET
(Información Usuario) http://los-pajaros-de-hogano.blogspot.com

De acuerdo, punto por punto.

Pero una aclaración: nunca quise decir que se pueda usar Linux sin saber nada.

Va de suyo que no se puede usar un ordenador sin conocer de qué va el SO y sus programas. Como tampoco se puede conducir sin saber para qué sirve el freno o el embrague. Es de Perogrullo.

Si quieres usar un ordenador tienes que aprender a usarlo, con Linux, con Windows o con lo que sea. Y si no quieres saber, lo mejor es seguir con la pluma.

El problema radica en que la gente está convencida (le han llegado a convencer) de que con Windows no hay que saber nada. ¡Grave error!

Precisamente el otro día, ejerciendo una vez más de "pringao" (vease el Pringao HowTo) tuve que instalarle a un amigo los drivers para una tarjeta de sonido que se le había desconfigurado; y ni siquiera sabía que tarjeta era. Tuve que abrir el bicho y copiar el número del modelo (¡la hostia, para mi amigo!, para quien la informática se acaba con Windows --y ni siquiera sabe qué es Windows).

Aquí está el meollo de la cuestión: ¿cuántos "administradores" ocasionales le salen a Windows y a sus usuarios gratuitamente?

Y, curioso, tampoco ninguno de estos "administradores" puede llegar a saber realmente nada ---aparte de cuatro trucos---. Lo bueno de Linux ---una de las muchas cosas buenas--- es que, si quieres, puedes llegar al fondo de todas las cuestiones (todo esta ahí, en el código).

Desde luego muy poca gente tiene el tiempo y la voluntad para ser un gurú. Pero cualquiera puede serlo.

He ahí la diferencia: con Linux soy libre y puedo llegar hasta donde yo quiera (aunque no lo haga). Basta saberlo, saber que no hay ninguna oscura fuerza que lo impida.

[ Padre ]


 
Pues a igualdad de pringamientos... (none / 0) (#5)
por jcantero (jcantero@agujero-negro.escomposlinux.org) a las Mon Sep 22nd, 2003 at 04:59:46 PM CET
(Información Usuario) http://www.escomposlinux.org/jcantero/

¿Qué tu primo y mi tío pueden ser muy felices usando Linux? Sí, siempre que tú y yo se lo administremos, les instalemos no-sé-qué-programa que necesitan, les configuremos su escáner nuevo, etc. ¡Vaya, igualito que cuando usaban Windows!
Pero no me negarás que, si toca hacerlo igual, igual, es preferible trabajar con programas en los que confiamos más. Por poner un ejemplo paradigmático: virus. Sólo por librarte de los peores efectos de la plaga...

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"Papá, ¡Internet es más que una red pornográfica global!" -- Lisa Simpson
[ Padre ]


Hombre... (none / 0) (#7)
por porras a las Mon Sep 22nd, 2003 at 07:53:00 PM CET
(Información Usuario) http://www.lacoctelera.com/porras

Hombre, pues claro que es mejor, no voy a que Linux no me libera de mi papel de pringao (papel que por otra parte asumo voluntariamente; no pringo más que con quien quiero pringar, por unas razones o otras, quien responde bien, el ejemplo otra vez mi tío). Es a lo contrario, a que atopos venía a decir 'no puedo meterle Linux a mi primo porque me tocará pringar'. ¡Coño!, como si no estuvieras pringando ya... Linux está preparado para el (mal) llamado usuario final, o al menos tan preparado como pueda estarlo un sistema operativo complejo que realiza tareas complejas en una máquina compleja.

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Con las cosas que no sé, se podrían escribir 10.000 Enciclopedias Británicas.
[ Padre ]


A ver si nos aclaramos (none / 0) (#9)
por atopos a las Mon Sep 22nd, 2003 at 09:34:24 PM CET
(Información Usuario) http://los-pajaros-de-hogano.blogspot.com

A ver si nos aclaramos, y arrojamos de paso algo de luz en este asunto.

Cuando hablo de "pringao" lo hago en el sentido deliciosamente malévolo que expresa este párrafo del inicio del Pringao-Howto:
"En este documento veremos qué es un pringao, es decir, alguien que le compra, instala o arregla un ordenador a un familiar, conocido o amigo sin cobrar, y que a partir de ese momento se convierte en un esclavo dedicado a mantener de por vida el equipo de aquel a quien ayudó (en teoría de forma puntual) desinteresadamente. Además este equipo lleva Windows (casi siempre) y es una cuna de problemas, dolores de cabeza y pérdidas de tiempo." [El \<strong\> es mío.]


(No entiendo exactamente por qué el texto después de "Windows", dice "casi siempre". ¿Se referirá al MS-Dos)?

Sinceramente creo que el autor no ha pretendido incluir entre las máquinas de las que el pringao es víctima propiciatoria alguna que contenga Linux.

Y si lo hace, mal, habrá que enmendarle la plana.

Para ser más claro, yo propondría reservar la palabra "pringao" para aquellos administradores caritativos que tratan de resolver los problemas a los ignorantes usuarios de Windows. Porque lo característico de estos usuarios es que no aprenden de sus errores ni intentan mejorar, día a día, su relación con el ordenador.

Mientras que en el mundo Linux para ordenadores personales (dejemos de lado el universo de las grandes redes), el usuario tiene que asumir también el papel de administrador. Por eso si yo echo una mano a un administrador 'newbie', (esto es, alguien más inexperto que yo, que ya es decir) no soy un pringao, sólo ayudo con mis conocimientos a otro que, a buen seguro, acabará adquiriéndolos y aplicándolos antes o después.

Porque en nuestra tarea de administrar Linux todos tenemos que pedir ayuda o consejo alguna vez. Incluso los gurús tienen que hacerlo, porque nadie es gurú en todas las facetas de la vida práctica.

Ayudar a un colega no es ser un "pringao", sino simplemente un colaborador.

Incentivar el uso de Linux no es crearnos cargas y responsabilidades infames propias de un "pringao", sino fomentar un uso responsable de los sistemas informáticos y, en último término, inducir en los otros una predisposición al sincero deseo de saber y de aprender. ¿Que cuesta trabajo?, pues claro. ¿Qué no lo cuesta?

Y si el susodicho amigo o pariente no está dispuesto a poner un poco de su parte, lo mejor es recomendarle que vuelva a la pluma o a la máquina de escribir, y como mucho al movil. Pero ni siquiera a Windows, a no ser que quiera pagar cada vez que se atasca en una tarea tonta. Porque el día en que se le acaben los "pringaos" no tendrá más remedio que o tirar el ordenador o contratar, por alguna suma escalofriante, un servicio permanente de ayuda.

[ Padre ]


 
De letras (none / 0) (#8)
por advocatux a las Mon Sep 22nd, 2003 at 08:44:00 PM CET
(Información Usuario)

Yo también soy de letras, sobretodo de las que llegan a final de mes ;)

Ahora en serio: considero que no tiene sentido actualmente la postura de "no me interesa la informática". Aunque alguien quiera pasar de la informática, la informática ya forma parte de su vida (¿existe algo que no esté informatizado?). Así que más vale conocerla.

Creo que desde el momento en que los niños nacen no con un pan bajo el brazo, sino con una consola, da igual la carrera u oficio que elijas en tu vida (yo, sin ir más lejos, soy licenciado en Derecho).

Por lo tanto, atopos, lo que más me ha impresionado de tu relato no es que, una vez introducido en el mundo de la informática hayas llegado al software libre. Eso es simple evolución y, el que no lo hace, únicamente se queda "a medio camino".

Lo que me ha impresionado es que pasases, en muy poco tiempo, de usuario Hasefroch y "pelearte" con el procesador de textos y demás, a particionar, instalar Linux con seguridad y confianza y, finalmente, acabar usando ¡Hurd!.

¡Vaya tela! Comprendo que te guste el griego (en el sentido que tu comentas): me da la impresión de que están contigo todos los dioses del Olimpo ;)
--
- Por una Europa libre de Patentes de Software - EuropeSwPatentFree


Chiste genial (none / 0) (#10)
por atopos a las Mon Sep 22nd, 2003 at 10:02:50 PM CET
(Información Usuario) http://los-pajaros-de-hogano.blogspot.com

Yo también soy de letras, sobre todo de las que llegan a final de mes ;)
Genial juego de palabras. De lo mejor que he oído en mucho tiempo. No paro de reirme :-)

Por lo de Hurd no te apures. Sigo siendo un mortal. Conseguí instalarlo, pero poco más. Jugué un rato con él. Vi que era bastante más lento que Linux. Faltaban muchos paquetes en la distribución de Debian. Había muchos límites de hardware... En fin, lo borré y estoy con Linux de nuevo, desde hace ya bastante.

Quizá algún día lo de Hurd sea una realidad practicable. Entonces me lo tomé como una cuestión puramente estética.

Aunque siempre me cabrá la duda de si yo, infinitamente más ignorante de lo que parezco, no supe qué hacer con todo aquello.

[ Padre ]


 
De cómo llegué al software libre: una historia anómala | 10 comentarios (10 temáticos, editoriales, 0 ocultos)
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