Segundo día del Congreso Hispalinux, con notas a destacar no menos sorprendentes que las de ayer:

• Lo del GUL con la cerveza y lo que es montar escandalera en bares y cafeterías está fuera de control. Como muestra, unas duras declaraciones que cito textualmente: 'Prefiero no saber ni compilar el kernel antes que tener una novia tan fea como la de Tossatti'. Con esta gente me siento como en familia.
• El LTSP no es una enorme inocentada: existe y funciona.
• Los cojones del caballo de Espartero son canicas comparados con los que tiene que tener un examinador de la OEPM (Oficina Española de Patentes y Marcas) para intervenir en un Congreso Hispalinux un día como hoy.
• ¡¡El melenas lleva el pelo corto!! ¡¡Será @#$%&!! No sabía muy bien qué clase de grupo buscar, salvo que uno de ellos llevaba el pelo largo. Afortunadamente, tenía otro método, ver punto siguiente.
• La acreditación de un linuxero es como el culo de una chica: hemos de intentar mirarlo cuando el propietario no nos vea, con la dificultad añadida de que en este caso se encuentra en la parte frontal de su cuerpo. De no seguir este consejo nos arriesgamos a que nos miren mal, o, peor aun, demasiado bien.

Hoy me he marchado cagando leches porque tenía prisa, me estaban esperando desde 15' antes en dos puntos distintos del campus, y citemos también como excusa el estrés social, esa extraña fuerza que hace que, cuando intentas hacer caso a demasiadas personas, acabes por no hacérselo a ninguna. Ya que os ubico las caras y los cuerpos (¡¡y las melenas!!) supongo que podremos vernos otra vez y tomar esa cervecita, copón, que se está resistiendo...