Hagamos un poco de memoria. El asunto es que quiero reaprovechar un viejo
Pentium MMX 166MHz con 64MB de RAM para que realice ciertos servicios
en mi red casera. Los servicios básicos eran compartir la
impresora y el scanner con las máquinas de escritorio (todas
ellas Mandrake Linux), guardar mis más de 15000 mensajes de
correo electrónico recopilado desde principios de siglo en
carpetas IMAP, hacer que el fetchmail siguiese añadiendo de
forma automática más y más correos en esas
carpetas y hacer que el SquirrelMail
me permita consultar esa ingente cantidad de información de
forma segura (gracias a la magia del https) desde el curro a pesar
del firewall y de los inefables filtros del proxy suministrado por
Microsoft que intentan impedirnos acceder a las páginas
pornográficas, de videojuegos, de cracks y webmails (porque el
correo electrónico no es una herramienta, sino la puerta de
entrada de los viruses, dicen los genios de la compañía).
Recuerdo que mi primer intento de instalación de mi miniservidor fué con
Mandrake 10.0 Official, pero no funcionó: por alguna razón,
parece que Mandrake ya no es 100% compatible con los Pentium, a pesar
de que en sus paquetes rpm siempre ponga como arquitectura i586.
Algunos programas simplemente la palmaban sin explicación
aparente. Lo más sorprendente del caso fue la muerte de
Apache2. Funcionaba perfectamente mientras realizaba la configuración
de los diferentes servicios, con la máquina encima del
escritorio para mayor facilidad de manipulación durante dicho
proceso. En cuanto apagué el ordenador y lo trasladé a
su localización definitiva, Apache decidió que ya había
servido suficientes páginas web y ya no volvió a
arrancar jamás de los jamases. Nunca comprendí lo que
había sucedido, no se si es que en la nueva ubicación
tenía frío, o calor, o el PH del suelo era demasiado
alto o le faltaba sol, pero los logs del Apache ni los libros de
jardinería me lograron dar una explicación.
Pasó el tiempo y decidí volver a intentarlo. Esta
vez con Debian... pero la túnica naranja me queda fatal
con la chaqueta de cuero y las camperas.
Escuchando “The Number of the Beast” entró un diablillo en casa y me
sugirió que probase con FreeBSD. Como
ya he dicho, me ha decepcionado el sistema del demoniete rojo.
Primero, porque los manuales son para que los maricones se los metan
por el culo cuando no hay una polla disponible, y por tanto, no hacía
más que golpearme la cabeza contra una pared al obtener un “No
such file or directory” cada vez que hacía un “cd
/etc/rc.d/rc3.d/”. Lo segundo fue el hecho que de tanto en
tanto las aplicaciones se morían sin explicación
alguna, excepto algún “segmentation fault” o
similar. Empezaba a sospechar que pudiese ser un problema hardware,
pero le pasé un par de memtest86+
y la RAM no parecía ser el causante, y acabé ignorando
el asunto.
Finalmente logré que funcionase el saned (mediante inetd, que no tiene el más
mínimo mérito), el
webmin, que curiosamente la versión que incluía
FreeBSD no soportaba esa misma versión del sistema operativo y
tuve que instalar el que hay en la página del webmin. También
logré instalar CUPS y configurarlo para que compartiese la
impresora con los Mandrake. Eso si, no logré que arrancase
automáticamente, y lo tenía que iniciar desde Webmin.
Es discutible mi empeño de usar CUPS en lugar del sistema
tradicional de FreeBSD, pero se trataba de compartir la impresora
exclusivamente con Mandrake, que usa CUPS, así que me pareció
lo más idóneo. Un pequeño problema era que
FreeBSD no soporta directamente la HP Deskjet 720C, que es una
impresora que utiliza la “Printing Performance Architecture”
de HP. Se trató entonces de desempolvar las neuronas y
recordar aquellos viejos tiempos de la Redhat 6.2 para configurarlo
todo correctamente con el pnm2ppa. Me pareció increíble
que FreeBSD fuese todavía con problemas que hacía ya un
lustro que se resolvieron en las distribuciones Linux.
Por fin logré imprimir y escanear desde cualquier PC de casa, con lo que decidí
dejar tranquilo al paqueñín hasta que decidiese
dar el próximo asalto: cyrus-imapd
y SquirrelMail.
Pasó el tiempo y seguía sin meterle mano al servidor. Entre otras cosas porque
temporalmente en el curro me trasladaron a Barcelona, con lo que
tenía que coger el tren, para lo cual tenía que
levantarme a las 6:00, y saliendo a las 18:00 de la oficina, llegaba
a las 19:30 a mi ciudad, con más ganas de tomarme unas
cervezas en mi abrevadero habitual escuchando heavy metal que de
jugar con el FreeBSD o con el GTA Vice City (¡¡Cedega
mooola!!).
Una cosa curiosa que me pasó en Barcelona fue que el departamento de formación
me solicitó que instalase Linux en un aula. Me dijeron que
instalase Suse, ya que el profesor era “redhatero” y
creían que eso era lo más similar a Redhat en
gratuito... ¡¡bendita ignorancia!!. No es que quiera
meterme con Novell, pero es que Suse no me gusta nada, y así
se lo dije al responsable del departamento, cosa no falta de valor,
pues es un tío de lo más insufrible: no calla ni bajo
el agua. Tras dos horas de insulso monólogo por su parte
decidió que preguntaría al profesor “experto”
en Redhat que le resultaría más familiar, si Suse o
Fedora. Yo por mi parte decidí no esperar la respuesta obvia y
empecé a bajarme los cuatro CD de la Fedora Core 3.
La respuesta obvia de un especialista en Redhat cuando se le pregunta sobre Fedora parece ser
“¿y eso que es?”. Ni se dignó a buscar en
google, que le mandaría como primera opción a
“http://fedora.redhat.com:
Fedora Project, sponsored by Red Hat”. Claro que supongo que
obtendríamos la misma respuesta de un especialista en google
cuando le preguntásemos sobre gmail. De todas formas, el aula
acabó con Fedora Core 3 y yo con los cuatro CD's en mi casa.
Sobre el especialista y sus clases de Linux, prefiero ni saberlo.
Entre eso y un administrador que vino a mi mesa a preguntarme qué
era un i686 y si Suse 9.1 funcionaba en los Pentium 4 he decidido ir
siempre por la oficina con casco, porque algún día, con
tanto “especialista” acabará cayéndose
todo. Por cierto, el mismo administrador vino un par de días
después porque ya había instalado la Suse en el Pentium
4 y no podía conectarse por ssh. Al final resultaba lo más
obvio: intentaba entrar directamente como root, a lo que todo sshd
bien configurado (y la configuración por defecto de Suse es
buena) responderá denegando la entrada. Le dije que probase
con otro usuario, ya que el usuario “root” lo tiene
prohibido, a lo que me respondió que ya lo había
probado. Me fui a la consola, le pregunté el usuario y la
contraseña que había probado, y tras unos segundos, le
dije que volviese a probar: funcionó, por supuesto. A su
pregunta de qué había hecho para que funcionase, le
respondí un escueto “crear el usuario en el sistema”.
Se ve que los administradores de las multinacionales de las TIC se
piensan que los usuarios se crean solos, por arte de birlibirloque.
Se acabó mi temporada en Barcelona, y seguí sin meterle mano al servidor,
hasta que un día necesité imprimir, cosa que
últimamente no hago si no es imprescindible, porque varios
cartuchos de tinta están más que agotados y queda todo
en un tono..., bueno, da lo mismo, la cuestión es que le di al
botón de imprimir en el Galeón, y esperé hasta
que se me acabó mi timeout interno. Miré en la cola del
CUPS de la Mandrake: ningún documento pendiente de impresión
en la impresora HP Deskjet conectada a 192.168.0.2, que está
en “ready”. Un rápido ssh a 192.168.0.2 y un
perplejo vistazo a la cola del CUPS: ningún documento
pendiente de impresión en la impresora HP Deskjet local, que
está en “ready”. La impresora totalmente
impertérrita, sin hacer la más mínima señal
de actividad. Eso fue la sentencia de muerte de FreeBSD.
Mis orígenes linuxeros se remontan al año 1995, en el que instalé
con éxito Slackware 3.0. De hecho tuve primero Linux que
Windows 95. Pero la verdad es que no me metí de lleno en
Linux, relegando Windows a ser una especie de consola de videojuegos,
hasta Redhat 5.0, con el que fui feliz hasta la versión 8.0,
que no recuerdo muy bien porque, pero no me gustó. Con la
versión 9.0 ya directamente le fui infiel y acabé en
brazos de Mandrake 9. Por aquellos tiempos ya no quedaba ni un
vestigio de Windows en mi ordenador. De hecho no tengo Windows desde
el siglo pasado.
Así que instalar Fedora Core 3 ha sido una especie de vuelta a mis orígenes. De
ahí el título de este mamotreto. El proceso de
instalación no ha cambiado mucho desde la Redhat 6.0, y es
idéntico al Redhat Enterprise Linux 3, por lo que no he tenido
ningún problema. Ha sido agradable ver el funcionamiento de
yum, sobre todo el servicio automático de actualización.
Pero más agradable ha sido utilizar apt-get ¡¡qué
diferencia respecto a los tiempos de las RH6.x y RH7.x!!
Además, CUPS funcionando a la primera, con la impresora totalmente configurada y
compartida. La configuración del saned sigue sin tener ningún
mérito, la diferencia respecto a FreeBSD es que Fedora, como
todos los buenos, usa el xinetd en lugar del inetd ¿por qué
FreeBSD lo sigue manteniendo? Un misterio para mi, y supongo que eran
estas cosas las que le daban ese airecillo arcaico, ese olor a viejo
como el de la casa de mis abuelos. Habrá sus razones, y
seguramente tendrán una lógica técnica
importante, pero me importa un bledo. En total, dos minutos después
de finalizar la instalación de Fedora, tenía ya los
mismos servicios funcionando que en el FreeBSD tras días de
batallas.
Entonces pasé al siguiente punto del día: paranoia. Mucha paranoia: configurar
el firewall (cosa que NUNCA hice en el FreeBSD, porque como ya he
dicho, no me leí el manual). Aparte de configurar algunos
servicios para ser usados exclusivamente desde la red local (por
ejemplo CUPS sólo acepta conexiones desde 192.168.0.0/24), he
hecho que iptables haga exactamente lo mismo (ACCEPT tcp --
192.168.0.0/24 anywhere tcp dpt:ipp). He dejado accesible desde
Internet sólo lo imprescindible: http, https, ftp, imap,
imaps. Permito las conexiones desde mi red interna a sane, ipp
(CUPS), webmin, smtp (no me fio de los spammers) y ssh. El resto,
cerrado a cal y canto. En un futuro pienso poner mldonkey como daemon
(ya esta instalado, solo falta configurarlo y arrancarlo) y tendré
que abrirle los puertos correspondientes.
Configurar el Cyrus-imapd es de esas cosas que ni son triviales ni son complejas. Pero en media
hora ya estaba pasando el correo de las carpetas locales del
Evolution a las carpetas del IMAP. Simplemente se trata de indicar
qué usuario es el administrador del cyrus-imap (en mi caso,
como soy muy original, el usuario cyrus) y desde ese usuario, crear
las cuentas de IMAP.
Con el Apache seguí teniendo problemas, y es que no lograba hacer andar el https. Creaba
los certificados correctamente, pero no lograba que el
SSLPassPhraseDialog exec:PROGRAMA funcionase, y eso que PROGRAMA daba
la contraseña correcta. Finalmente me decidí por dejar
los certificados sin encriptar y ya funcionó perfectamente,
con lo que puedo conectarme al Squirrelmail seguro y sin problemas.
Me queda por configurar el mldonkey, poner un cliente web de mldonkey (y un cliente gráfico
en los demás ordenadores que puedan controlar al mldonkey por
telnet) y añadir algo de contenido al web.
Comparando el rendimiento con FreeBSD, excepto en el arranque, que seguía siendo más
rápido a costa de no arrancarme la mayoría de
servicios, encuentro que Fedora Core 3 va igual o incluso mejor.
Además no he tenido ningún segmentation fault, ni
ningún core dumped. Sólo alguna sesión de ssh
tonta, de lo que deduzco que no se debía a un problema del
hardware, sino del software.
No se qué tal estará Fedora en el escritorio, pero por lo que he visto en el curro, se
parece mucho a Redhat 9, que como ya he dicho, no me gustaba, y por
tanto seguiré con Mandrake. En cuanto al apartado servidor, me
ha sorprendido muy gratamente.
Ahora tengo otros dos retos: un Pentium 133MHz con 48MB de RAM y un 486 DX2 66MHz con 8MB
de RAM ¿qué podría hacer con ellos?.
P.D. No he pretendido ofender a nadie, sólo pretendía poner alguna nota humoristica, así que por adelantado pido disculpas a todos aquellos que se sientan ofendidos por algún comentario burlandome de su absurda religión, su apestosa raza, su depravada sexualidad o de que usen Debian.
P.D.2: Si, ya se que soy icorregible y que los debianitas son gente maja, sólo es que no se duchan, porque el agua está en no-free.