Aprovechando lo del "ilustre" que se me aplica, y que quiero entender más bien como "ilustrado" o buscando serlo, pues "ilustre" aquí no hay otro que el padre del artículo, sólo quisiera aclarar que mi interés por Ubuntu es fruto de un "deseo de ilustración" ---Por lo demás sigo igualmente con la Debian pura en mi máquina de uso diario, que ya van siendo muchos años de lidiar y disfrutar con ella como para dejarla ahora por su joven descendencia.
Pero sí reconozco mi debilidad por Ubuntu. Hay cosas de ella que me sorprenden gratamente:
- Su interés por proporcionar una Debian para todos, también para los inexpertos, bien organizada, con una selección cuidada de paquetes por defecto, estable y, sin embargo, suficientemente actualizada.
- Su deseo de cubrir arquitecturas como PowerPC, que muchos usamos, al mismo nivel que i386 y sin los problemas del soporte a demasiadas arquitecturas que, como ya apuntó melenas, es causa ---aunque no única--- de la falta de "escalabilidad" de Debian.
- Su preocupación de proporcionar versiones LiveCD, tanto en las versiones estables como de desarrollo, en todas las arquitecturas soportadas. No olvidemos que las LiveCD son para muchos el camino de entrada a Linux y para otros, los linuxeros de siempre, el medio más cómodo de prueba.
- Su deseo de no ser anglocéntrica.
- Su intención de colaboración directa con la madre Debian.
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Por otra parte, y aunque, por diversos motivos, siempre preferiré el carácter no comercial de Debian, me admira el buen olfato de alguien que con una buena cantidad de dinero, un puñado de desarrolladores eminentes y un innegable entusiasmo por el asunto ha conseguido en tan poco tiempo los resultados espectaculares que está consiguiendo Ubuntu. Siento curiosidad por ver hasta dónde puede llegar y cómo se va a recuperar el capital invertido.
No obstante, y para evitar errores de perspectiva, nunca habrá que olvidar que Ubuntu existe por Debian, y que Debian es, también aquí, el suelo nutricio del que se alimenta, con tan prometedores resultados, Ubuntu: una nueva razón para asombrarse de esa maravilla que, a pesar de los pesares, ha sido y es Debian.
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