El primer enlace lo pasó Javier de la Cueva por twitter, y hace referencia a una herramienta llamada Kune y que, en vez de explicar nada, lo mejor es que veáis la presentación a la que Javier de la Cueva hacía referencia.
Kune no es "el sitio web de mis sueños", pero es una propuesta muy interesante (para el problema que sus autores se plantean) y del que se pueden sacar algunas enseñanzas. Las que a mí más me importan: el principio de utilidad (el sitio al servicio al usuario), el ser una herramienta que gira alrededor de colaboración, y la facilidad con la que se ponen potentes herramientas al alcance de cualquiera, sin necesidad de saber nada de servidores, aplicaciones web o lenguajes esotéricos. Y la que ahora más me interesa destacar y por la que la he traido aquí: el hecho de ser un proyecto de "infraestructura libre" (aunque a mi me gusta más llamarlo "servicios libres").
Tenemos software libre. Tenemos (poco, pero existe) hardware libre. Pero ahora caminamos hacia la "nube" (cloud computing), donde no es tan importante el código o el software como quién es el que controla (o es el propietario de) nuestros datos. Por eso es importante que empecemos a pensar en esta tercera pata de banco: servicios libres. Y Kune es un buen ejemplo.
(De hecho, este asunto es lo suficientemente relevante como para merecer su propio artículo en Libertonia. Así que paro aquí y sigo con lo que es este artículo en sí)
El segundo enlace tambien me llegó a través de twitter, y es un artículo bastante provocativo ya desde el título: Peak Web (haciendo referencia al Peak Oil y resto de Peaks). Su premisa es: las páginas web "tradicionales" (aquellas por las que las empresas y negocios pagaron una buena pasta en días más felices) están estancadas. No tienen utilidad para sus clientes porque no se actualizan, o no están diseñadas para darles un servicio. Pone como ejemplo los restaurantes: casi ninguno tiene el menú del día disponible. En definitiva, que se pagó por el sitio web "porque había que estar", pero ha sido un gasto sin un retorno de la inversión. En contraposición, los nuevos sitios sociales están consiguiendo hacerse un hueco entre estos mismos negocios y empresas precisamente por su interactividad, que les permite conectar mucho más fácilmente con sus potenciales clientes. La conclusión a la que llega el autor del artículo es que los sitios web tradicionales han tocado techo (de ahí el "Peak Web") y empezarán a ceder su espacio en favor de los sitios sociales con alta interactividad (fijaos a donde llega el asunto que hasta Google está estudiando incorporar "real time" en las búsquedas y otros servicios).
¿Y a que viene todo este rollo? Bien, no hay que ser un lince para ver que el punto clave en el que quiero incidir: interactividad. Es lo que está llegando. Mejor dicho, es lo que ya está aquí. Es fundamental, si se quiere ser un intermediario de la comunicación, que el sitio web sea capaz de reflejar el "organismo vivo" que es una sociedad o comunidad. Y para ello tiene que ser fácil tanto el añadir como el modificar la información. Si la información es la sangre, tiene que fluir lo más fácilmente posible para que el organismo siga vivo.
Internet es frenética, todos los días hay nuevas ideas, o nuevos enfoques de viejas ideas. He querido hacer este pequeño paréntesis también como un ejemplo de cómo, mientras aqui estamos comentando estos temas, ahí fuera no sólo se comentan, sino que ocurren. Y nos los podemos estar perdiendo. Este medio no es la televisión, donde las cosas no ocurren hasta que las cuenta el locutor de las noticias de las nueve. Este medio vive de las relaciones que se establecen a cada momento entre sus agentes, que somos todos nosotros. Es importante no olvidarlo.
Estas ideas las incorporaremos, como si de un desarrollo iterativo se tratara, más adelante en la serie. En la siguiente entrega retomaremos la discusión en el punto en el que la dejamos para hablar de colas, ecoluciones, y otros "detalles sucios".
P.D. Espero no haber metido mucho la pata, que es tarde para revisar todo el texto.